Del pensamiento mágico a la Reforma Psiquiátrica, pasando por los manicomios

Enfdermedades alojadas en el cerebro

Lejos de ser un problema conductual, la enfermedad mental está alojada en el cerebro. Bajado de http://www.solidaridaddigital.es.

Dentro del colectivo de personas con discapacidad, el grupo de individuos con Enfermedad Mental Grave y Duradera ha sido el más denostado y peor tratado de la Historia. Sin duda, los prejuicios de las sociedades, la insolidaridad y la ignorancia han enmarcado la forma de tratar a estas personas.

En las culturas clásicas (griega y romana) la enfermedad se asociaba a formas diversas de pensamiento mágico, a lo demoníaco o a lo sobrenatural. Además, existían diferencias sustanciales en las formas de tratamiento, según fuera su clase social. Así, a los más pudientes se les alojaba en casas de reposo, mientras que al resto se les permitía vagar a su antojo mientras que no causasen desórdenes públicos.

Después hubo un largo período de tiempo en el que a estos enfermos se les despojó de las ideas mágicas y sobrenaturales, y aunque hubo algunos intentos de eliminación de individuos con este tipo de enfermedades, lo más natural era poner remedio a sus necesidades primarias por medio de la caridad, sin distinguirlos del resto de la población.

Pobres, vagabundos y menesterosos

UN pobre pidiendo limosna en la calle

Los enfermos mentales fueron tratados de menesterosos en otros tiempos no muy lejanos. Bajado de http://palabradevida.wordpress.com.

Fue en el siglo XVIII con la Ilustración cuando se comienza a catalogar a los individuos con enfermedades de tipo mental. Primero, de manera algo peyorativa, insensible y aislacionista (leyes de vagos, maleantes y vagabundos). Aquellas sociedades no distinguían los distintos tipos de discapacidad, y así los más necesitados se incluían en un grupo heterogéneo (masa indiferenciada de “pobres, vagabundos, menesterosos, ciegos, cojos, locos…”).

Paralelamente a este proceso, la organización de los Estados se volvía más complicada, lo que provocó que surgiera la necesidad de tratar a las personas con enfermedad mental con un objetivo bien distinto al actual: separarlos de la sociedad para que no crearan problemas. Así nacen los manicomios: entidades que privaban de libertad a los enfermos y que nunca buscaron la reinserción social o el tratamiento de sus enfermedades.

Fue en fechas relativamente recientes cuando este paradigma ha sufrido una variación esencial. Muchos expertos psiquiátricos abogaron por la Reforma Psiquiátrica, que inauguró un enérgico movimiento mundial desde disciplinas diversas (la medicina y la psicología, pero también la sociología o la antropología). Se denunció la situación de desamparo, abandono, estigmatización y precariedad en la que se encontraba el colectivo de personas con enfermedad mental en todo el mundo. Este movimiento incorporó paulatinamente componentes sociales y de bienestar relacionados con la salud mental y puso los cimientos de un nuevo modelo de tratamiento de las enfermedades mentales graves y duraderas, que es el que actualmente está en vigor.