Las transformaciones que sufre la vida de una persona que asume las funciones de cuidar a una persona dependiente en casa

Cuando una parsona asume el rol de cuidador de una persona dependiente en el entorno familiar, experimenta unas cambios que no siempre son bien asumidos, Estos cambios se producen en diversos aspectos de la realidad del cuidador. Los podemos resumir en: cambios sociales, familiares y relacionados con la imagen social; cambios económicos y laborales y cambios físicos y/o de salud.

Instantánea de la película francesa 'Intocable'. Bajado de www.elmundo.es

Instantánea de la película francesa ‘Intocable’. Bajado de http://www.elmundo.es

  • Los primeros (cambios sociales, familiares y relacionales e imagen social) son los más acusados. Aparecen nuevos conflictos familiares derivados de desacuerdos en el seno de la familia sobre el comportamiento y actitud con la persona dependiente. También aparece el sentimiento de no valía y de la inversión de roles (la hija se convierte en cuidadora de la madre).
  • Descargada de lasonrisavacia.blogspot.com

    Descargada de lasonrisavacia.blogspot.com

     

    Cambios económicos y laborales: Asumir el cuidado de una persona dependiente que provoca desajustes importantes en las familias de nivel socioeconómico bajo. La pensión del dependiente, ésta generalmente es muy baja, que responde a los criterios que la sociología denomina “historia social de las personas” (esto es; la intención de las nuevas generaciones es la de igualar o superar el poder adquisitivo y formativo de los progenitores, por lo que si los hijos tienen un nivel económico bajo, es posible que provengan de familias de un nivel económico cuanto menos similar). Este problema se agudiza cuando la persona que asume el rol de cuidador tiene que reducir su jornada laboral o incluso dejar el trabajo, con la consiguiente pérdida de poder adquisitivo. Todo eso desemboca, de manera ineludible, en estrés y sobrecarga de roles, de modo que no podrá implicarse más en el trabajo, disminuyendo la posibilidad de promoción y de formación continua.

  • Cambios físicos y/o de salud: El cuidado continuo de una persona dependiente lleva aparejado una serie de signos deficitarios de la salud, a saber: Cansancio, dolores de cabeza, alteraciones del sueño e intestinales, molestias físicas (dorsales, lumbares), mareos y tensión muscula. Cuando esta sintomatología se agrava llegamos al Burnout o síndrome del cuidador quemado.

Todo el deterioro expuesto trae como consecuencia problemas de índole psicológica y psicosocial. Sensaciones como la sobrecarga y la soledad las que tienen un mayor peso. Afirmaciones como “todo me toca a mí” o “soy yo la que tengo que encargarme de todo (recordemos que el perfil de cuidador llamado informal es el de una mujer)” aparecen con mucha frecuencia entre sus ideas recurrentes.

También hay aspectos positivos

Pero en este panorama tan sombrío no todo es negativo. Hay muchas luces: en la mayoría de las situaciones, dedicar tiempo y esfuerzo a cuidar a una persona dependiente también tiene su vertiente positiva, como, por ejemplo:

  • Consecuencias de tipo relacional: El intercambio con una persona mayor favorece el aprendizaje intergeneracional.
  • Imagen tomada de www.discapnet.es

    Imagen tomada de http://www.discapnet.es

    Consecuencias psicosociales: El cuidado de una persona dependiente suele venir acompañado por un sentimiento de satisfacción personal por estar ofreciendo a un ser querido la ayuda que necesita. Además, en la mayoría de los casos los cuidadores manifiestan recibir muestras de afecto, cariño y amor por parte de la persona cuidada. En otras ocasiones, el elemento que consideran fundamental es el sentimiento de utilidad y aportación familiar.

  • Consecuencias socio-económicas: Aportaciones materiales y socioeconómicas como la pensión o la ayuda en la realización de tareas domésticas, el cuidado de los niños (abuelos que llevan al colegio a los peques).

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