Edificios que componen la ruta:
- Iglesia conventual de San Pablo
- Palacio Real
- Sala de los ‘Saraos’ y galería que rodeaba la plaza
- Convento de San Diego y Plaza de Santa Brígida
- Palacio del Licenciado Butrón
- Palacio de Pimentel
- Colegio de San Gregorio
- Palacio de Villena
- Casa del Sol y San Benito el Viejo
Preámbulo
El vestigio de un pasado glorioso de Valladolid se encuentra en la plaza de San Pablo y sus alrededores. El Palacio Real (conocido en el siglo XX por Capitanía General y que hoy ha recuperado su nombre) fue la residencia de los reyes de España Felipe III y Margarita de Austria-Estiria entre los años 1601 y 1606. Por esa razón, la ciudad del Pisuerga ostentó la capitalidad del Estado en ese breve período de tiempo a comienzos del siglo XVII y no es ninguna osadía afirmar que la Plaza de San Pablo, que albergaba la residencia del monarca más poderoso del momento, era el ágora más importante del mundo en los primeros años del siglo XVII.
Las razones que llevaron a los monarcas a elegir a Valladolid como capital del Reino fueron eminentemente especulativas. Fue el valido del Rey, el duque de Lerma, el que “convenció” a Felipe III, de carácter débil, a trasladar la capitalidad del Imperio español a la ciudad castellana; localidad que ya gozaba de gran importancia social, cultural y económica.
La Ciudad era sede universitaria desde finales del siglo XIII (persiste en la actualidad) y albergaba la Real Audiencia y Chancillería de la Corona de Castilla (el más alto tribunal de Justicia de las Edades Media y Moderna, que fue fundado a mediados del siglo XIV y suprimido en 1834). La ciudad albergaba conventos y otros centros del Saber cómo el Colegio de San Gregorio, edificio que albergó la mayor discusión del momento y que cimentó los que hoy conocemos como Derechos Humanos. Se trata de las dos maneras enfrentadas de concebir la conquista del Nuevo Mundo y la tuvieron Bartolomé de las Casas y Juan Ginés de Sepúlveda. Estas discusiones han pasado a la Historia como la Controversia de Valladolid (1550-1551).
Ni siquiera el pavoroso incendio que asoló la ciudad castellana en 1561 frenó el incipiente desarrollo de la ciudad. El rey de ese momento, Felipe II, reconstruyó la villa, aprovechando para levantar la primera Plaza Mayor regular de la península Ibérica. Por ello, la ciudad era un hervidero de abogados y estudiantes que ensombrecía la preponderancia de otras localidades de su alrededor como Medina del Campo o Palencia. A la primera le fue arrebatando el poder económico de su Feria y de la segunda se disgregó episcopalmente. Valladolid fue declarada como nueva diócesis en 1595. Un año después de este hecho, el rey Felipe II, padre de Felipe III y nacido en esa villa, le concedió el título de Ciudad (1596).
Para próximo viaje
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